Productividad engañosa
La mayoría de personas aparentan ser muy productivas. Pero al evaluar sus resultados, estos no reflejan un buen desempeño.

Nos enviciamos en parecer muy ocupados.
Pensamos que perecerlo nos hace ver exitosos y poderosos. Tú y yo sabemos que no es así.
He visto esta escena varias veces:
Un comerciante que tarda más tiempo en poner su puesto, que en lo poco que lo atiende.
Ya acomodado, pasan un par de horas y luego lo cierra para irse a comer.
Regresa, vuelve a tardar en abrir y acomodar todo, para cerrarlo temprano e irse a descansar.
Este comerciante pasa más tiempo montando y desmontando su puesto, que verdaderamente vendiendo. Que comerciando mercancías. Lo que finalmente es su verdadero trabajo.
En una ocasión, una locataria de un mercado me dijo que hay ayudantes que rentan su tiempo, para ayudarlos a montar y desmontar sus locales.
Ese sí sería el trabajo del ayudante: Montar y desmontar el puesto.
A diferencia del verdadero trabajo del locatario: Vender sus mercancías.
Sí se ve la diferencia, ¿no?
Pues muchas personas no la ven.
Siempre ayuda pensar:
¿Qué resultado en particular te genera más beneficios?
¿Qué problemas resueltos o tareas finalizadas, te producen más ganancias?
Si trabajas en oficina:
¿Qué resultados en este día te ayudan a reflejar el mejor desempeño durante el mes?
Al ayudante que monta y desmonta los puestos del mercado, se le paga por la cantidad de puestos en los que ayuda.
Debe mejorar la eficiencia en su proceso de montar y desmontar cada puesto:
Quizá darle mantenimiento a sus herramientas de trabajo: cinturón para cargar, botas de seguridad, limpiar y engrasar las llantas de su diablito, contar con un reloj de muñeca, etc. Pensar seriamente en contratar algún ayudante.
En cambio, el comerciante gana por la mercancía que es capaz de vender.
Debe mejorar la eficiencia en su proceso de vender mercancías y maximizar sus ganancias:
- Buscar proveedores en los que pueda confiar, para que sus clientes no se queden sin sus productos.
- Negociar siempre los mejores precios con los proveedores.
- No solamente pensar en lo que es mejor para él. Sino un equilibrio entre: lo que es mejor para los clientes, los proveedores y para él como comerciante.
- Estar disponible siempre que llegue un cliente. O buscar un ayudante para que siempre haya alguien que atienda el puesto.
- Implementar maneras de atraer a nuevos clientes.
- Incentivar a que los clientes cotidianos regresen para seguir comprando.
Y tal vez lo más importante:
- Pensar seriamente en delegar el proceso de montar y desmontar su puesto.
- Si un proveedor está quedando mal. O es un dolor de cabeza tratar con él, entonces sustituirlo lo más pronto posible.
Este es un ejemplo para pasar:
De parecer muy ocupado, a estarlo en actividades que (realmente) reflejan (y demuestran) un buen desempeño.
Cabe recordar que no todo en la vida es productividad y eficiencia.
Pero hasta para descansar, jugar y divertirse, hay que sacarle el máximo provecho al tiempo destinado para ello.
No hacer tiempo para esos pequeños placeres de la vida, es una señal de alguien que aparenta estar muy ocupado.
Mejor sé alguien verdaderamente eficiente. Yo digo, ¿no? ;)
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